Curso e-Druida

SABER DE FARMA

Lactancia y medicamentos

Inma Beltrán García

 

Como vimos en el tema anterior, durante la gestación las madres deben tener especial control con los medicamentos que van a tomar ya que algunos pueden afectar al feto. Una vez el bebé ha nacido, hay que tener en cuenta que se va a nutrir a partir de leche materna, por lo que durante esa etapa también se debe tener precaución, ya que en última instancia los medicamentos serán ingeridos por el bebé.

El hecho que un medicamento se excrete por la leche materna no implica necesariamente toxicidad para el lactante, dado que la concentración que alcanza el medicamento en la leche materna es normalmente baja. Sin embargo, el niño lactante cuenta con un peso muy bajo y sus órganos aún no están suficientemente maduros para eliminar el medicamento. Por otro lado, la absorción de un medicamento por medio de la lactancia, en pequeñas cantidades pero repetidas, podría dar lugar a la acumulación en el organismo del bebé.

 

 

No todos los medicamentos atraviesan las membranas ni llegan a las glándulas mamarias, entonces… ¿de qué depende? Existen factores maternos, del niño y relacionados con el medicamento que influyen en la cantidad del fármaco que se excreta a través de la leche. Entre ellos. destacamos:

 

  • La ionización, al ser la leche más ácida que la sangre, los medicamentos ligeramente básicos (eritromicina, metronidazol, lincomicina) difunden hasta la leche materna y se ionizan, por lo que quedan más retenidos en este fluido al no poder atravesar membranas respecto a los medicamentos que son ligeramente ácidos. La diferencia de pH que hay entre ambos fluidos, la leche materna (pH 6.5-7.0) y la sangre (pH 7.4), es el factor más determinante.  
  • Liposolubilidad: es la capacidad de un fármaco de disolverse en grasa. Como hemos dicho antes, para atravesar membranas y llegar a la leche materna el fármco debe ser más bien lipófilo.
  • Peso molecular (el tamaño de la molécula): cuanto más grande es el fármaco, más complicado es que llegue a la leche.

 

En todo caso, una madre no necesita conocer todos estos detalles moleculares de cada medicamento, pero sí debe consultar antes de comenzar el tratamiento si el fármaco se pasa a leche materna. Para ello, en el prospecto del medicamento se indica si hay que tener alguna precaución en la lactancia. Por otro lado, se puede acudir a fuentes online fiables y recomendadas, como es e-lactancia, que clasifica los medicamentos en función del riesgo en la lactancia. Además, siempre puedes recurrir a tu farmacéutico de confianza o a tu médico.

 

 

La información disponible es limitada, ya que no se conoce su efecto en la lactancia para todos los medicamentos. Por razones éticas es difícil hacer ensayos clínicos, por lo tanto la mayor parte de la información proviene de casos clínicos y notificaciones de efectos adversos recogidos por los sistemas de farmacovigilancia de cada país.

En aquellas situaciones donde se requiere medicar a la madre, pueden plantearse tres situaciones:

 

  • Las madres que reciben tratamiento crónico y van a iniciar la lactancia. Debe plantearse si existe otra medicación con menor riesgo para el niño o valorarse si el riesgo es menor que el beneficio de la lactancia.
  • En caso de iniciar un tratamiento durante la lactancia, debe elegirse el medicamento más seguro. Si no lo hay, y el tratamiento es de corta duración, debe plantearse la interrupción de la lactancia durante este periodo.
  • Interrumpir la lactancia en caso de aparición de un cuadro de toxicidad en el lactante causado por la medicación que recibe la madre o debe reemplazarse por una medicación igualmente eficaz con menor riesgo.

 

Cuando una madre debe tomar un medicamento, y éste se considera relativamente seguro, debe espaciarse en la medida de lo posible de las tomas del niño (inmediatamente después de amamantar), a fin de evitar en lo posible la coincidencia de las concentraciones del medicamento más altas con el momento de la toma. Sin embargo, este concepto puede ser más teórico que práctico, pues la gran variabilidad en tiempo de alcanzar estas concentraciones según el medicamento puede dificultar que esta precaución tenga efecto.

 

Pueden considerarse seguros, y por lo tanto compatibles con la lactancia los medicamentos que:

 

  • Se administran a la madre por vía tópica u oral pero que no llega a absorberse. Ejemplo: nistatina.
  • No pasan a la leche materna. Ejemplo: heparina, insulina, warfarina
  • Pasan en cantidades mínimas. Ejemplo: cefalosporinas, propranolol, verapamilo
  • No se absorben por vía oral en el lactante. Ejemplo: aminoglucósidos, adrenalina y noradrenalina
  • Carecen de reacciones adversas a pesar de tener concentraciones detectables en el niño: antihistamínicos en tratamientos cortos, macrólidos, paracetamol en tratamientos cortos, ácido acetilsalicílico en tratamientos cortos y a dosis bajas, benzodiazepinas en tratamiento discontinuo, penicilinas, vitaminas A o D a bajas dosis y vitamina C.

 

Se recomienda utilizar fármacos de vida media corta y a las dosis mínimas eficaces. También se pueden utilizar pautas cortas e intensivas que permiten interrumpir la lactancia temporalmente en caso de existir contraindicación.

Para resumir, os dejamos un listado a grandes rasgos de los fármacos que sí se pueden usar, los que deben usarse con precaución y los que están totalmente contraindicados:

 

Sí SE PUEDEN USAR

Analgésicos (paracetamol preferible a el resto de AINEs y AAS), narcóticos (codeína, morfina y meperidina), anticoagulantes (heparina, enoxaparina), antihistamínicos (astemizol, difenhidramina, broncofeniramina, desbronfeniramina, mefodilazina), antiinfecciosos (penicilinas, cefalosporinas, clindamicina, eritromicina, tetraciclinas tópicas, aztreonam, moxalactam, aminoglucosidos, nalidíxico, nitrofurantoina, trimetroprim, rifampicina), antifungicos (nitatina, cotrimoxazol), del aparato digestivo (cimetidina, loperamida, sucralfato), del aparato respiratorio (teofilina, aminofilina, salbutamol, terbutalina), hormonas (prednisona, prednisolona, metimazol, carbimazol).

 

USAR CON PRECAUCIÓN

Acetato de ciproterona, cisaprida, halperidol, metoprolol, aciclovir, clomipramina, imipramina, nicotina, AAS, clonacepam, isoproterenol, nortriptilina, aztreonam, diazepam, levonorgestrel, norgestrel, bicarbonato sódico, efedrina, loracepam, sotalol, cafeína, etanol, timolol, cefadoxilo, etinilestradiol, metilprednisolona, tobramicina, fenobarbital, metoclopramida.

 

CONTRAINDICADOS

Amiodarona, ciproheptadina, fenindiona, quinolonas, anfotericina, clofibrato, indometacina, radiofármacos, atenolol, clonidina, ketoconazol, ranitidina, bromocriptina, cloranfenicol, L-DOPA, reserpina, calciferol, clorpromacina, litio, sales de oro, calcitonina, clortalidona, metronidazol, tetraciclinas, ciclofosfamida, cumarínicos, metrotexate, tiazidas, ciclosporina, ergotamina, nadolol.

 

¿Qué hemos aprendido?

  1. En principio siempre se debe asumir que los medicamentos administrados a la madre llegarán al niño a través de la leche materna.
  2. Ante la duda de si un tratamiento puede repercutir sobre el recién nacido se puede consultar el prospecto o un profesional sanitario.
  3. La mayoría de los fármacos son compatibles con la lactancia. Aunque siempre es importante valorar el riesgo de cada uno de ellos y saber elegir la mejor opción.
  4. Es importante saber a grandes rasgos los fármacos que se pueden usar, los que deben usarse con precaución y los que están totalmente contraindicados.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies