Curso e-Druida

SABER DE FARMA

Medicamentos especiales: psicótropos y estupefacientes

Emilio Monte Boquet

 

¿Qué es un psicótropo?

El término “psicotrópico” significa, literalmente, “cambiando la mente” e incluye a todas aquellas sustancias que poseen acción directa de excitación o depresión sobre el sistema nervioso central (SNC) y que son capaces de modificar de forma sustancial las actitudes mentales y físicas de las personas que las consumen.

En el ámbito de la farmacología se considera psicótropo a una gran variedad de medicamentos que se usan para el tratamiento de determinados trastornos y enfermedades psíquicas o neurológicas, cuya utilización puede traer como consecuencia cambios temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento. Entre ellos, nos encontramos con un enorme abanico de medicamentos utilizados para el tratamiento de la depresión, ansiedad, insomnio, psicosis, manía… Se trata pues de un grupo muy heterogéneo con grandes diferencias entre ellos desde el punto de vista farmacológico.

 

¿Qué es un estupefaciente?

Se considera estupefaciente (o narcótico) a toda sustancia psicotrópica que presenta un alto potencial de producir conducta abusiva y/o dependencia psíquica/física. En farmacología, se trata de medicamentos relacionados por lo general con el tratamiento y control del dolor.

Algunos ejemplos muy conocidos de fármacos estupefacientes son morfina, codeína, metadona, tramadol o fentalilo.

En efecto, el uso terapéutico de los medicamentos estupefacientes tiene una gran importancia en el alivio del dolor de los pacientes. Los avances realizados en los últimos años en el conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos del dolor, han hecho posible el desarrollo de nuevos fármacos para su tratamiento y la utilización de nuevas vías de administración. Todo ello, ha permitido que se incremente considerablemente el número de medicamentos y presentaciones disponibles, lo que supone importantes mejoras en el tratamiento farmacológico del dolor.

Sin embargo, estas sustancias tienen un índice terapéutico muy pequeño, es decir, sus dosis deben ser muy exactas para cada patología e indicación en particular. Por ejemplo, con una dosis concreta se puede producir excitación y con otra superior pueden deprimir el SNC. Por otra parte, son medicamentos que pueden producir un elevado número de efectos adversos (depresión respiratoria, náuseas, vómitos, mareos, confusión mental, disforia, prurito, estreñimiento, incremento de la presión en las vías biliares, retención urinaria, hipotensión… varían según el fármaco), muchos de los cuales pueden ser muy graves en caso de dosis excesivas. Por todo ello, su indicación y prescripción deben ser realizadas exclusivamente por un médico especialista familiarizado en su manejo y deben ser siempre utilizados bajo estricta vigilancia médica.

Por otra parte, el riesgo de uso indebido y desvío al tráfico ilícito de los medicamentos estupefacientes, hace necesario establecer en su prescripción y dispensación unos requisitos específicos para prevenir el abuso y desviación hacia el mercado ilegal de estos medicamentos y, al mismo tiempo, garantizar la disponibilidad y la accesibilidad de los pacientes a los mismos. Por este motivo, los medicamentos estupefacientes solo pueden ser dispensados cuando hayan sido prescritos por el médico en receta oficial de estupefacientes.

 

 

Atención: ¡peligro!

En el contexto de este tipo de sustancias, existen tres fenómenos que pueden aparecer en mayor o menor medida (dependiendo de cada medicamento) y que son especialmente preocupantes: tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia.

 

Tolerancia

Es una reacción frecuente que aparece con el uso repetido de este tipo de medicamentos y consiste en una reducción del efecto que produce con la misma dosis. Es decir, si para conseguir un efecto se necesita una determinada dosis, esta misma dosis repetida en el tiempo cada vez produce menos efecto. Evidentemente este fenómeno obliga a aumentar la dosis para conseguir el efecto deseado, con el riesgo que esto puede conllevar. Por ejemplo, diazepam produce sus efectos a una dosis de entre 5 y 10 mg cuando se empieza a tomar. Sin embargo, si se toma de manera repetida muchos individuos desarrollan rápidamente tolerancia y llegan a ser necesarios varios cientos de mg para conseguir el mismo efecto.

También se puede dar el fenómeno de tolerancia cruzada cuando aparece tolerancia no solo al fármaco administrado sino también a otros de la misma familia.

El caso contrario a la tolerancia es la sensibilización, que puede aparecer con ciertos estimulantes como la cocaína o las anfetaminas. En este caso se produce incremento del efecto estimulante con la administración repetida de una misma dosis.

 

Dependencia

En función del tipo de fármaco, se puede desarrollar en mayor o menor medida una dependencia tanto física como psicológica. La dependencia física es un estado de adaptación del organismo, que necesita un cierto nivel de presencia del fármaco o sustancia para funcionar normalmente. Se debe a que con la administración repetida de estos medicamentos el organismo desarrolla unos mecanismos de adaptación que se desajustan en caso de que dicha sustancia no esté presente.

La dependencia psicológica es un estado de adaptación que impulsa a la persona a consumir una nueva dosis del medicamento para experimentar los efectos del placer que le produce  y/o evitar el malestar que aparece si no se lo administra.

Existe un tercer tipo de dependencia, la denominada dependencia social, que se manifiesta como la necesidad de consumir una sustancia como manifestación de pertenencia a un grupo social que nos proporciona signos de identidad.

 

Síndrome de abstinencia

Es el conjunto de síntomas y signos de malestar de carácter físico y psíquico (ansiedad, disforia, bostezos, sudoración, piloerección o “piel de gallina”, lagrimeo, rinorrea, insomnio, náuseas o vómitos, diarrea, calambres, dolores musculares, fiebre…) que aparecen cuando se interrumpe o disminuye de forma importante la administración del fármaco o sustancia a la que la persona había desarrollado una dependencia (en lenguaje coloquial se conoce como “mono”).

El inicio, la duración y la intensidad del cuadro dependerán de la sustancia administrada, de las dosis consumidas y del tiempo transcurrido desde la última dosis. Así, con las drogas o fármacos de acción breve, como la morfina o la heroína, los síntomas de abstinencia aparecen de 8 a 12 horas después de tomar la última dosis, alcanzan su nivel máximo en 48-72 horas y desaparecen al cabo de 7-10 días. Con las sustancias de acción más prolongada, como la metadona, los síntomas de abstinencia no aparecen hasta 1-3 días después de la última dosis; los síntomas alcanzan su nivel máximo entre el tercer y el octavo día y puede durar varias semanas, pero normalmente son más leves que los aparecidos tras la abstinencia de dosis equivalentes de morfina o heroína.

 

 

¿Qué me aconseja en relación a estos medicamentos?

Como consecuencia de los elevados riesgos que implica la utilización de medicamentos estupefacientes o psicótropos, es importante tener en cuenta algunas ideas básicas en relación a los mismos:

 

  • Nunca los utilice sin la indicación y prescripción de un médico.
  • Respete escrupulosamente la pauta (dosis e intervalo de dosificación) que le haya prescrito su médico.
  • Si percibe que el medicamento está empezando a disminuir su efecto no modifique la pauta prescrita, consúltelo siempre con su médico.
  • Es frecuente que si su médico le va a suspender el tratamiento le prescriba una pauta de retirada con disminuciones progresivas de las dosis. Respete escrupulosamente estas pautas para evitar la aparición de signos y síntomas relacionados con el síndrome de abstinencia.
  • Nunca comparta este tipo de medicamentos con otras personas ni les recomiende su utilización.

 

En definitiva, hablamos de medicamentos muy efectivos y necesarios en multitud de indicaciones pero que implican riesgos importantes. Por ello es necesario un uso racional de los mismos, para lo cual la ayuda de los profesionales sanitarios puede ser de gran utilidad.

 

¿Qué hemos aprendido?

  1. Los estupefacientes y psicótropos son capaces de modificar de forma sustancial las actitudes mentales y físicas de las personas que las consumen.
  2. Presentan un margen terapéutico estrecho, dando lugar a efectos adversos que pueden llegar a ser graves.
  3. Pueden producir tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia.
  4. Son fármacos que están sometidos a un estricto control en todas las fases de su utilización.

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