Curso e-Druida

SABER DE FARMA

Vía parenteral

Elisa Zamora Ferrer

 

Se entiende por vía de administración parenteral aquella que introduce el fármaco en el organismo gracias a la ruptura de una barrera, habitualmente mediante una aguja hueca.

 

Ventajas

  • Rápido efecto de acción. 
  • Alta biodisponibilidad. Es decir, la mayor parte del fármaco llega a la sangre y tiene efecto, consiguiendo así una mayor intensidad de la acción.

 

Inconvenientes

  • Precisa de instrumental para su realización, que debe de estar adecuadamente esterilizado.
  • En muchos casos precisa de personal cualificado.
  • En algunos casos requiere hospitalización.
  • Mayor riesgo de sufrir infecciones.
  • En caso de reacción adversa o intolerancia al fármaco la intensidad de la misma suele ser mayor, y el tiempo de reacción del personal sanitario se ve acortado frente a la vía oral.

Por todo ello, la administración parenteral se reserva para cuando el fármaco requerido no es estable para la formulación oral (por ejemplo: existen medicamentos que se destruyen por los jugos gástricos del estómago, por lo que su administración oral resultaría totalmente ineficaz) o para pacientes que no toleran la vía oral (por ejemplo en vómitos desmesurados), o que se encuentran en situación de inestabilidad por una enfermedad aguda.

 

Clasificación de la vía parenteral

INTRAVASCULAR

 

En la administración intravascular el fármaco va directamente al torrente sanguíneo a través de una vía de canalización del vaso produciendo una acción casi inmediata. Se pueden distinguir tres tipos:

  • Intraarterial: El medicamento se inyecta directamente en una arteria que irriga el órgano que se quiere tratar. Se limita a cuando se desea dirigir la acción del fármaco a un órgano determinado. Se utiliza sobre todo con fines diagnósticos para inyectar el contraste de determinadas pruebas de imagen, o para la administración de quimioterapia de acción local para evitar la toxicidad en el resto de órganos.
  • Intracardiaca: El medicamento se inyecta directamente en el corazón. Esta vía se reserva para situaciones de extrema urgencia como la parada cardíaca y representa una técnica muy complicada.
  • Intravenosa: El medicamento se inyecta en una vena, produciendo por tanto un efecto intenso generalizado en todo el organismo, en un corto periodo de tiempo. Resulta menos invasiva que las dos vías anteriores, por lo que es la más utilizada en la práctica clínica habitual.

 

También se pueden distinguir tres técnicas de administración:

  • Infusión intravenosa directa (en forma de bolo). Es aquella en la que se administra el fármaco tal cual viene comercializado, o bien diluido en un pequeño volumen de disolvente. Aunque se pasa relativamente rápido, conviene pasar lentamente (en unos 2 minutos) para prevenir la aparición de hinchazón (flebitis). Suele utilizarse la administración en bolo para conseguir un efecto inmediato, aunque no todos los medicamentos pueden administrarse de manera directa.
  • Infusión intravenosa diluida. Disuelto en 50-100 mL de un vehículo intravenoso y pasado en unos 15-30 minutos.
  • Infusión continua. El medicamento disuelto en gran cantidad de vehículo intravenoso (500-1000 mL) va pasando durante horas o incluso durante días, en casos en los que buscamos una acción mantenida del fármaco en el organismo. Se utiliza mucho en la fluidoterapia. Para controlar mejor la velocidad se utilizan bombas de perfusión contínua.

 

EXTRAVASCULAR

En la administración extravascular el fármaco no se administra directamente en sangre, sino que se inyecta en un tejido para luego difundir hacia los capilares más cercanos. Algunas de las vías extravasculares más utilizadas son las siguentes:

 

  • Intratecal, epidural e intraventricular. El medicamento se inyecta directamente en el sistema nervioso central (cerebro o en la médula espinal). Se utilizan para medicamentos que administrados en sangre no son capaces de atravesar la barrera que protege al sistema nervioso (barrera hematoencefálica).

  • Intraperitoneal. El medicamento es inyectado directamente en el peritoneo (tejido situado en el abdomen que envuelve las vísceras). Se utiliza para algunos antibióticos en infecciones abdominales, o para la administración de quimioterapia con acción local.
  • Intradérmica. El medicamento es inyectado directamente en la piel. Es la que se utiliza para las pruebas de alergia.
  • Subcutánea. El medicamento se inyecta directamente en el tejido subcutáneo a través de la piel. La cantidad de vasos sanguíneos hace que la absorción sea rápida. Representa un método eficaz para facilitar la autoadministración. Las zonas más recomendadas son la cara externa de muslos y brazos y la zona abdominal. Se administran por vía subcutánea las insulinas y las heparinas entre otros medicamentos.
  • Intramuscular. El medicamento es inyectado directamente en un músculo bastante irrigado para favorecer así la absorción, normalmente deltoides, glúteo o muslo. El volumen del fármaco debe ser entre 2-5 mL. Esta vía es la más utilizada para la administración de vacunas, analgésicos o antieméticos cuando se quiere evitar una vía intravascular.
  • Intraarticular. El medicamento es administrado directamente en el seno del líquido sinovial (líquido que recubre las articulaciones). Sobre todo se utiliza para la administración de antiinflamatorios y analgésicos.

 

 

Preparación del medicamento a administrar

Puesto que la administración parenteral requiere el contacto directo con el interior del organismo, son necesarias condiciones de asepsia, así como por norma general, ejecutar la preparación justo antes de la administración.

En general, el material necesario es el siguiente: antiséptico, jeringuillas, agujas, gasas o algodón, guantes y, si la vía es la intravenosa, se añadirán el equipo de perfusión, el torniquete y los sistemas de fijación. Todo el material debe ser desechable y aquel que precise estar estéril debe de venir envasado adecuadamente.

La medicación puede venir presentada para administrarla directamente o mezclándola previamente con un disolvente. Así la encontraremos en forma líquida o como polvo. Cuando haya que mezclar el fármaco con un disolvente trabajaremos con dos recipientes: uno que contiene el fármaco y otro que contiene el disolvente. Los pasos para conseguir la mezcla son, por este orden:

  1. Cargar el disolvente en la jeringuilla.
  2. Introducir la cantidad de disolvente indicada en el recipiente que contiene el fármaco.
  3. Mezclar la solución si es necesario (es importante evitar la agitación intensa con formación de espuma).
  4. Cargar la solución nuevamente en la jeringuilla.
  5. Administrar.

 

¿Qué hemos aprendido?

  1. En los casos en los que sea posible, será siempre preferible la vía oral frente a la parenteral.
  2. Para las situaciones que requieran medicación de manera urgente, se utilizará normalmente la vía parenteral por su rápido efecto de acción.
  3. En la administración parenteral debemos asegurar condiciones de asepsia para prevenir infecciones.

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